lunes, 3 de febrero de 2014

Soledades

La primera vez que vino se mostró sorprendido por todo cuanto había en la tienda. Habló

poco pero su rostro reflejaba regocijo por todos los tesoros que iba descubriendo.

Parecía comprender la historia de cada objeto que le rodeaba. Luego lo supe, podía leer

en los pliegues que el tiempo dibuja a su paso. Regresó tres veces y en cada visita

compraba alguna historia con diferentes formas. Un cuaderno de bocetos, una cámara

de fotos... reliquias de otras vidas. Sólo cuando pasaron los días y su presencia no volvió

a llenar la vieja estancia, comprendí que era un ladrón, robaba la luz allá donde la

hallaba, desde entonces mi vida era más sombría.

2 comentarios: