domingo, 27 de enero de 2013
Vaivenes
Arriba, en lo más alto, el cielo. Abajo, al alcance de las manos,
el suelo. Siempre fue más fácil caer que volar, dejarse arrastrar por
el profundo e inevitable cansancio que a veces, el día a día, deja
impreso en las sienes. Para volar, además de alas, precisaremos
también coraje y fuerza para la carrera previa al despegue. Para
caer, abandonarse es suficiente, sin lucha ni esfuerzo. Y sin
embargo, qué sorprendente resulta ver cada día, al levantar la vista
al cielo, cientos y cientos de vuelos recién emprendidos dibujando
maravillosas siluetas en el suelo con la complicidad del sol.
lunes, 7 de enero de 2013
Situación de emergencia
Astutos hombrecillos se apresuraban a recoger todo lo que la
máquina escupía en su frenética actividad. Después, colocaban
cuidadosamente la producción en estanterías de donde
sólo saldrían cuando fuesen demandadas por la población.
La complejidad de la tarea consistía en almacenar correctamente.
Habían presentado varias quejas a sus superiores alertando de
una necesaria y pronta re-programación de la máquina. En estos
tiempos resultaba absurda la altísima producción que mantenían,
apenas había demanda y en el almacén pronto se quedarían sin
espacio.
El primer paso sería bajar la producción, pero, de no tomar
medidas más drásticas, el inevitable final sería el cese total de la
actividad.
Entre un sin fin de ideas surgidas en la reunión del personal,
habían destacado dos. Esa misma tarde serían presentadas a la
gerencia de la cooperativa. La primera, pero no la mejor, sería
cambiar la actividad, producir lo que tenía demanda. Significaría
un giro de noventa grados de la política seguida por la sociedad
desde siempre. Además habrían de afrontar otros cambios
profundos y dolorosos. A cambio, se aseguraría la continuidad de
la alianza.
La segunda opción, la más innovadora y apoyada, pero también
con más probabilidades de fracaso, consistía en conseguir, por
medio de diferentes cauces, que la demanda de nuestro
producto, en este momento muy baja, aumentase de forma que en
su ascensión se retroalimentase y no dejase de crecer.
Dada la actual situación del planeta, para seguir produciendo
sonrisas y que éstas llegaran en perfecto estado de buen humor a
todo ser humano sin excepción, deberían crear una nueva
estructura del funcionamiento mundial, de forma tal que la
justicia, la solidaridad y el respeto fueran las bases de todo
proceder humano. La tarea se presentaba compleja pero se
consideraban capacitados para llevarla a cabo. Siglos de
productores de alegría les había enseñado que los humanos tendían
a demandar este tipo de actitud cuánto más la consumían.
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