martes, 4 de febrero de 2014

Compañías

Empezó como una broma tonta e inofensiva. Escuchaba dos golpes que parecían

llamadas en mi puerta y después de comprobar varias veces que no había nadie fuera,

en cuanto volvían a sonar, yo decía: adelante, hasta la cocina!

Ahora tengo la casa llena de fantasmas sin ninguna intención de irse.

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