sábado, 19 de octubre de 2013

 
 La realidad se impone


 Al principio no me pareció mal que dijera a todo que si, me resultaba muy agradable que fuese

tan servicial y receptiva. Sólo cuando llevábamos un buen rato hablando empezó a ponerme

nervioso que a pesar de su buena disposión su rostro se mostrara completamente impasible,

sin expresiones que corroboraran el buen entendimiento. Le pedí explicaciones pero no recibí

respuesta. Entre la decepción y cierto enfado me fuí de la plaza dejándola allí, altiva y

orgullosa, la estatua más hermosa de la ciudad.

2 comentarios:

  1. Repítome pero vas a ter que pensar nun libro... :D

    (e acabo de darme conta que non firmei nos outros comentarios xD)

    lelia :)

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  2. jaja cando hai algún comentario e encima é agradable para os meus oídos ou é teu ou de María :D

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