martes, 5 de julio de 2016

   



   

  El sistema, final


       Coincidían en el cambio de turno, un minuto o dos.

 Elisa sintió  los ojos de Marcial siguiendo sus pasos mientras 

se dirigía a su mesa. Al principio se asustó, había llamado la 

atención de uno de los supervisores y eso no era bueno. 

Luego, cuando tuvo valor para mirarle ella también, 

descubrió su disimulada sonrisa y supo que no tenía nada 

que temer. Estaba un poco nerviosa, hoy esperaba 

averiguar algunos datos que le permitirían comprender 

qué estaba sucediendo en aquel inmenso sótano 

donde acudía cada día a trabajar. Apenas le faltaban 

unas piezas para encajar en el puzzle de aquella gran 

mentira en la que se había convertido su vida, 

la vida de tod@s ell@s.


 Cuando Marcial llegó a su puesto lo primero que hizo, 

con gestos nerviosos, fue revisar las incidencias del turno 

anterior. Al entrar en el sótano dirigió sus ojos al 

encuentro de la figura de ella, pero no estaba. 

Mientras recorría con avidez las líneas escritas 

en las hojas que había dejado el otro supervisor, 

sintió, aún antes de ver su nombre en ellas, 

una pesadumbre insoportable. Allí estaba, 

Elisa Maxwell reciclada a las 12,45 por actitud 

sospechosa hacia el sistema. 

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