lunes, 14 de marzo de 2016





        Ellos


   Pasaban por delante del patio de camino al parque. Los veía todas

 las tardes que hacía sol. Ellos apenas eran conscientes de mi

 presencia pero yo sabía hasta sus nombres: Adrián y Rico.

   Apoyaba la cabeza en la barandilla y desde allí podía seguir sus

 alborozadas figuras hasta que se perdían al final de la calle, entre

 los árboles. Luego me quedaba un rato más allí. Hasta que, como

 siempre, salía Paula a buscarme, rezongando:

 _ Eres un perro malo, sabes que a tu dueña le molestan mucho esos

 aullidos y me haces perder el tiempo a mi, con todo lo que tengo

 que limpiar.

    Me dejaba llevar por Paula al interior de la vivienda

 pensando en la alegría con la que saltaba Rico intentando coger

 la correa que sujetaba Adrián.

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