lunes, 4 de enero de 2016

   


          Los muros



  Tanta perfección acabó con sus sueños, los quería bonitos,

grandes, de colores. Con este aquí, aquélla allá. En su mente lo tejía

todo hasta el más mínimo detalle, todo grande y bueno, brillante,

perfecto. Se olvidó de hilvanar el día a día. Y exigía, y trabajaba.

Y recolocaba lo que otros hacían mal y se agotaba. Cuando no tenía

fuerzas se dejaba llevar por el aire caliente del sur. Y cansaba a los

demás. Todo acabó siendo tan imperfecto, que no lo pudo soportar.

Entonces empezó a vivir.

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