Otros cuentos
Hace años que me dedico a esto. Pero desde hace unos meses
todo
se torció. Estos tres bastardos habían hecho una campaña
para desacreditarme, que estaba llevando mi
empresa a la ruina. Demoler casas quizá no sea el trabajo
más poético del mundo, pero aseguraba techo y comida a toda
mi
familia. Aún no sé como lo haré, pero conseguiré poner en
conocimiento de todos, las patrañas de esos tres cerdos. Derribaría
sus casas como dictaba la orden judicial. Después de pasarse toda
la vida viviendo a costa de los contribuyentes,
enriqueciéndose
ilegalmente, conservaban aún una asombrosa credibilidad entre
cierto sector de la población.
Y yo, por el mero hecho de ser un lobo, tenía que ganarme
día a día la confianza de la gente.
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