viernes, 14 de agosto de 2015




           Otros cuentos


Hace años que me dedico a esto. Pero desde hace unos meses todo

se torció. Estos tres bastardos habían hecho una campaña

para desacreditarme, que estaba llevando mi

empresa a la ruina. Demoler casas quizá no sea el trabajo

más poético del mundo, pero aseguraba techo y comida a toda mi 

familia. Aún no sé como lo haré, pero conseguiré poner en 

conocimiento de todos, las patrañas de esos tres cerdos. Derribaría 

sus casas como dictaba la orden judicial. Después de pasarse toda

la vida viviendo a costa de los contribuyentes, enriqueciéndose

ilegalmente, conservaban aún una asombrosa credibilidad entre 

cierto sector de la población. 

Y yo, por el mero hecho de ser un lobo, tenía que ganarme

día a día la confianza de la gente.

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