jueves, 30 de junio de 2016

   



     

     El sistema ll


       Cuando no estemos nosotros vendrán otras gentes a ocupar

 nuestro lugar, no te preocupes. Recuerda que la nuestra es 

 una gran labor, todo lo que sucede arriba, incluso lo 

 que no llega a pasar, depende de nuestro trabajo. 

 Descansa un rato y cuando estés mejor seguimos. 

 ¿Qué por qué fuimos los elegidos? Sólo los que tenemos 

 el alma pura podemos realizar esta tarea. No digas eso, 

 tu alma es de las más limpias que he visto en mi vida. 

 No puedo responderte, no tengo las respuestas que buscas.

 Insistes, eso no ayudará a que te recuperes, 

 deja la mente en blanco y respira por esta mascarilla, 

 así está bien. El plazo normal había expirado a las cinco, 

 Marcial miró hacia el gran reloj que colgaba del muro, 

 eran las ocho. Con cierta pesadumbre apretó un timbre 

 que había medio escondido en la mesa.  

 A los pocos minutos ya se lo habían llevado. 

 Apenas opuso resistencia, pero seguía preguntando.  

 Mientras preparaba al que ocuparía el puesto vacante, 

 Marcial no dejaba de mover la cabeza de un lado a otro 

 en pequeños movimientos contrariados. 

 Animaba al nuevo en la tarea a la vez que él mismo borraba

 cientos de datos, cambiaba declaraciones 

 y dejaba expedientes inmaculados donde antes

 había pruebas incriminatorias de diversa índole. 

 Le quedaba una larga noche hasta que entrara 

 el otro turno y pudiese verla un instante, sonrió.

miércoles, 29 de junio de 2016

 


           El sistema



Antes de apagar la luz, Elisa escribió algo en un papel. 

Después, deslizandose  entre las sábanas, dejó escapar un gran

suspiro. Las pesadillas la acompañaron durante toda la noche,

el sueño fue inquieto y poco reparador. Al amanecer, dando

 un manotazo al despertador se incorporó despacio y, 

un poco titubeante, se dirigió al baño. No fue hasta 

después del desayuno cuando encontró la nota entre las sábanas.

“Golpea dos veces en el segundo escalón”  Con el ceño fruncido

se acercó a la pequeña escalera que llevaban al altillo, 

después de mirar el segundo escalón como pidiéndole 

explicaciones, lo golpeó. Su cara se iba llenando de vida 

a medida que acariciaba con manos algo temblorosas las fotos,

las cartas. Encontró un cuaderno verde que a modo de título 

decía: Verde, tu color preferido. En él se explicaba cómo 

en los últimos seis meses la ciudadanía era sistemáticamente 

expuesta a un gas desmemoriante y de este modo, lo que 

sucedía cada día se olvidaba durante el sueño.