martes, 8 de julio de 2014




  
Anónimo


Nací para esto, si bien es cierto que con otro enfoque. Mis habilidades me vienen de

familia; mi padre, antes mi abuelo y también una tía paterna se dedicaron desde

siempre a este oficio. Con la tasa de paro más alta recordada en mucho tiempo, yo tengo

trabajo como nunca. A veces debo viajar, sobre todo a Suiza. Es importante

saber combinar la tecnología con los métodos más artesanales y aunque para la mayoría

de las operaciones utilizo la red, en algunas ocasiones se hace necesaria mi

presencia. En cuanto madre descubrió mis inclinaciones heredadas, tomó cartas en el

asunto. No sólo dio rienda suelta a dichas preferencias sino que pulió la técnica, contrató

profesores (leyendas aún vivas con un amplio currículo de éxitos) y se dedicó en cuerpo

y alma a que fuese el mejor. Así, a día de hoy, puedo decir que cuento en mi haber con

tantos años de perdón como para que madre se sienta orgullosa. El perfil de mis

clientes no es muy variado, desde que comenzó la crisis la mayoría son personas a las

que éste o aquél banco les robó sus ahorros, grupos de ciudadanos que hartos de las

expoliaciones desde los ayuntamientos se agrupan en una asociación y me contactan...

Procuro devolverles hasta el último céntimo que les robaron, pero eso sí, mi comisión no

es negociable. Hace mucho que aprendí que nada tiene sentido si no te dedicas a lo que

te apasiona, me gusta robar, lo llevo en la sangre.