domingo, 31 de marzo de 2013






Discreción

 Y es que nunca se le dio bien la cocina, vestía como un primor, tenía buena mano para el jardín, 

pero la cocina, fatal. A veces me llamaba bien entrada la noche para preguntar cómo se hacía 

éste o aquél plato y daba igual que le contara, o incluso le anotara, con todo lujo de detalle los 

pasos a seguir, siempre se equivocaba en algo, y la comida a la basura.

Sería algo en mal estado o quizás setas venenosas, que ya se sabe lo atrevida que es la gente.

 Que dejó una nota? Y, no es que pretenda ser indiscreta pero ¿podría decirme que ponía? Ah! 

claro, claro, no se preocupe señor agente, vaya, vaya a cumplir con su deber. 
 
Como lo oyes, que te digo que lo mató. Si le hacía la vida imposible y los cuernos...qué te 

podría contar. Ella lo aguantaba todo, hasta que la llamaron del banco. El blanco de mi vestido de

novia se quedaba oscuro comparado con su cara mientras le decían que sus cuentas estaban en 

números rojos. Salió como alma que lleva el diablo y allí me quedé yo, con el pato a punto de 

meter en el horno.

martes, 26 de marzo de 2013

       Flor

   Miraba el cielo, suspiraba y el suspiro se convertía en agua, agua que llovía, que no cesaba de 

llover. La gente en el pueblo ya se había acostumbrado a la humedad, al paisaje gris ,a los 

jardines putrefactos que comenzaron a desaparecer bajo el cemento por razones sanitarias. Ella 

no, apoyaba la frente en la ventana, y suspiraba. A veces salía, se mojaba,lloraba y lloraba. 

Entonces había más agua y era lluvia. Pasó el tiempo y siguieron las gotas en su loca búsqueda 

del suelo. Cesaron los suspiros primero y cualquier rastro de llanto después. Secas las 

ilusiones, su esperanza se quebró. Nunca más vio el sol.

lunes, 4 de marzo de 2013




 Juntos


        Sería la noche más fría en dos décadas, dijeron en la radio. Maldecí en voz baja mientras 

daba un par de saltos para entrar en calor. Cuando nos preparábamos para lanzar las redes un

fuerte golpe sacudió el barco. Tan inesperado y brutal como definitivo para la linea de flotación.

 Sebastián lanzaba ordenes y salvavidas, de igual modo podría habernos aprovisionado de flores

 o cigarrillos.Charlábamos los cuatro contándonos nuestras vidas, y aunque se adivinaba cierta

 frustración en el grupo, nunca nos quejábamos. Había una única norma de obligado

 cumplimiento; no podíamos separarnos, deberíamos permanecer en grupo cualquiera que fuese

 la situación. En el momento en que alguno de nosotros intentara alejarse, dejaríamos de

 vernos, desapareceríamos. En nuestra recién estrenada condición de espíritus, toda precaución

 estaba justificada. Después de todo lo sucedido, ser un fantasma no estaba tan mal.