sábado, 19 de octubre de 2013
La realidad se impone
Al principio no me pareció mal que dijera a todo que si, me resultaba muy agradable que fuese
tan servicial y receptiva. Sólo cuando llevábamos un buen rato hablando empezó a ponerme
nervioso que a pesar de su buena disposión su rostro se mostrara completamente impasible,
sin expresiones que corroboraran el buen entendimiento. Le pedí explicaciones pero no recibí
respuesta. Entre la decepción y cierto enfado me fuí de la plaza dejándola allí, altiva y
orgullosa, la estatua más hermosa de la ciudad.
sábado, 21 de septiembre de 2013
Como,
luego vivo
Me
pregunto cuando fue la última vez que comí lentejas de producción
española, y
no
hablo de nacionalismos últimamente de moda, pienso en
sostenibilidad, en trabajo, en
supervivencia.
Lo normal ahora es que los espárragos vengan de china o, si buscamos
algo
menos exótico, de Perú.
Si
queréis emociones fuertes os recomiendo que la próxima vez que
hagáis la
compra
comprobéis el país de origen del producto que ponéis en el carro.
Si unas
lentejas
castellanas vienen de Canadá y otras con nombre de señora que vive
en
asturias
vienen de USA, yo voy sumando y concluyo pensando que estamos
jodid@s.
Me
gustan las lentejas, desde niña que me gustan. Soy, como muchos
millones de
personas
en este planeta de expolios e injusticias, pobre. Aún así tengo más
que
much@s,
no me quejo. Hasta el momento me puedo permitir tomar unas cervezas,
fumar
tabaco de liar y pagar a medias una conexión a internet. A partir de
hoy añadiré a
mis
vicios irrenunciables lentejas de origen español y, quién sabe, tal
vez si como
muchas,
la situación económica del país mejore, encuentre un trabajo
estable y pueda
añadir
más caprichos nacionales a mi carro de la compra.
Le
preguntaré a mi hermana que desde hace un tiempo reside en USA si en
los
supermercados
de allí hay lentejas españolas, y el precio, por esto de que el
mundo está
al
revés y me lleve una sorpresa. Aunque quizás no lo sepa, a ella
nunca le gustó el
consumo
de esa fuente de hierro.
domingo, 18 de agosto de 2013
Para dormir
Piensa
en negro, me dices, en la oscuridad de los párpados al cerrarse. Y
cuando tu mente te
lleve de nuevo a la actividad, a los problemas
diarios, a cosas por terminar. Negro, solo existe
el negro, lo demás
tendrá que esperar. Te ríes al decirte que no puedo, no soy
capaz. Si
pienso en negro, en la nada, rodeada de oscuridad, allá en
la lejanía veo destellos naranjas,
amanece, reaparece la actividad.
lunes, 3 de junio de 2013
“Rabo
de nube”
No quise verlo, tuve los ojos cerrados mucho tiempo, los párpados adormecidos por la presión,
segura de resultar invisible. Esta mañana al sentir la calidez de los primeros rayos,
sentí de nuevo a la vida.
La
veía deambular por los vestigios de lo que en otros tiempos había
sido un jardín, día tras día
sus pies la llevaban de un lado para
otro pero se adivinaba en su figura una incoherencia vital.
Al principio mis ojos la seguían a través de la ventana sin demasiado
interés, mecánicamente.
Apenas había transcurrido una semana y lo
primero que hacía al llegar a casa era ir en busca de
su imagen
titubeante, su casi mimetizada silueta con aquel pequeño espacio de
abandono y
maleza. Me sentí unido irremediablemente a su futuro el
día que inesperadamente, mientras
sostenía con las dos manos un
libro, levantó su cara al cielo y de su garganta brotó la risa.
Aquella imagen estremeció mi cuerpo dejándome para siempre a su
merced. Me inscribí en un
curso de jardinería y aún sin terminarlo me
presenté en su casa prometiendo un jardín que
envidiarían en el
Edén. Durante esos primeros días con ella creí haber alcanzado el
cielo
con las manos.
Apareció
en mi puerta y casi no me dejó hablar, quería trabajar en mi jardín
y su entusiasmo
amilanó a mis reticencias. Con el paso de las semanas
y a pesar de mi poca disposición para la
charla, consiguió
contagiarme de su pasión por la vida. De eso hace ya cuarenta
hermosos años.
Emilia
cerró el libro al mismo tiempo que un suspiro se escapaba de sus
labios. En el piso de
abajo se escuchaba a los niños gritar entre
carreras y juegos. Raúl les reñía sin convicción,
como quien debe
pulsar una tecla cada tres minutos para cumplir un protocolo no
escrito. Su
atención la ocupaba el partido de fútbol. Dejó a un
lado el libro y esta vez fue un lamento
resignado el que se precipitó
de su boca mientras cogía la cesta de ropa para planchar.
viernes, 10 de mayo de 2013
Sentencia
Tanta
rabia acumulada, la impotencia de sentirme poco más que nada,
frustradas las
iniciativas, abatida por las circunstancias. Algunas
noches la congoja no me deja conciliar el
sueño, demasiados
amaneceres con los ojos llenos de rocío. Y la foto, la imagen
cotidiana de
normalidad, ésa que me desgarra más profundo que
cualquier daga. Acudí a cuantos sitios me
aconsejaron, solicité
ayuda a todas la administraciones. Casi supliqué algún trabajo
remunerado
en un intento desesperado por recuperar la dignidad y la
autoestima que manaba a borbotones en
cada una de esas acciones.
Después de penosos papeleos y peregrinaciones de consulta en
consulta, aquí estoy, ante usted para que sane mi alma aunque la
enfermedad esté fuera. Ha
sucedido algo que quiero contarle. Fue hace unos días cuando caminaba hacia el pueblo como
sucedido algo que quiero contarle. Fue hace unos días cuando caminaba hacia el pueblo como
cada mañana. Voy por una vieja carretera por la que normalmente
transitamos el desaliento
y yo. Salgo temprano, cuando el calor aún
no aprieta, el sol y yo tenemos nuestros más
y nuestros menos. Una curva cerrada, punto negro creo que se llama, ya sabe, por los
accidentes. Ya desde lejos vi un coche formando un amasijo de
latas, presintiendo lo ocurrido
me llegué al sitio en una carrera.
En el interior había tres hombres. Reconocí a dos de ellos: el
alcalde y un empresario de talla internacional. Grité pidiendo auxilio
pero sólo el silencio y la
brisa respondieron a mi urgencia. Corrí
en dirección al pueblo para pedir ayuda, mis pies apenas
rozaban el
suelo y a pesar de los achaques que acompañan mi medio siglo de
vida, hubiera
llegado a la plaza en pocos minutos, pero algo me
detuvo. Me desplomé en suelo con el peso de
todas las negativas de
los últimos meses. Y allí, derrumbada en el polvo, permanecí
durante
mucho tiempo, hasta que casi sin darme cuenta me levanté y
volví a mi casa, que ya no lo era.
lunes, 29 de abril de 2013
Finales
Como
colofón, de su boca sacaba una paloma. Al tiempo que agradecía los
aplausos la
impulsaba hacia el techo para que volara. Llevaba con
ese espectáculo unos dos años, más o
menos desde que se fue Lucía,
y Braulia, su pequeña compañera nunca le había fallado. Daba
unas
vueltas por el recinto y luego regresaba a su jaula. Esa tarde no
volvió. No la culpaba, tal
vez ella supiera que era el final mucho
antes de que se bajara el telón.
sábado, 13 de abril de 2013
Sin condiciones
Pretendía
entrar si hacer ruído, pero mi natural torpeza hizo que el intento
resultara
fallido. Tropecé contra la puerta y el agudo dolor devoró
en un instante mi intención
silenciosa, la maldición se escuchó en
toda la casa. Se encendió la luz del pasillo y
apareció Mario. Sé
que es un poco tarde, dije en apenas un susurro. Sabía que sería
suficiente,se hizo a un lado para dejarme pasar.Tardé un año en
regresar pero al fin
estaba en casa.
martes, 2 de abril de 2013
Ingredientes
Resultó
ser el mejor panadero de la región. Y también la prueba viviente de
que las apariencias
engañan. Alto, con apenas carne que sujetara sus
huesos, a simple vista parecía que no había
comido caliente en
mucho tiempo. A los pocos días de llegar, el olor inconfundible del
pan se
coló por las ventanas de todos los edificios del barrio. Un
tierno aroma que recordaba los
quehaceres maternos alrededor del
horno. A pesar de su endeble figura, poseía una energía
infatigable
que le acompañaba desde la madrugada hasta bien entrada la tarde. El
sabor de aquel
cotidiano manjar nos cautivó por completo.
Esperábamos ansiosos la hora de apertura para
saborear los bollos
tempraneros. Era un hombre tímido y de pocas palabras, apenas se
relacionaba con nadie excepto a través de sus deliciosas hogazas.
Entre las variedades de pan
con las que nos deleitaba había una que,
sin ninguna duda, era la estrella. Un bollo con semillas,
mezcla de
trigo y centeno con unos cortes en el centro que, según rezaba en un
pequeño cartel
del mostrador, no era apto para el consumo de menores
por contener entre sus ingredientes un
licor de alta graduación.
Llegaron
de madrugada con las sirenas encendidas y el alboroto fue tal que en poco tiempo
la calle se llenó de gente en pijama y zapatillas. Lo acusaron de un delito contra la salud pública,
Juvencio
usaba una generosa cantidad de marihuana en el bollo de semillas.
domingo, 31 de marzo de 2013
Discreción
Y
es que nunca se le dio bien la cocina, vestía como un primor, tenía
buena mano para el jardín,
pero la cocina, fatal. A veces me llamaba
bien entrada la noche para preguntar cómo se hacía
éste o aquél
plato y daba igual que le contara, o incluso le anotara, con todo
lujo de detalle los
pasos a seguir, siempre se equivocaba en algo, y
la comida a la basura.
Sería
algo en mal estado o quizás setas venenosas, que ya se sabe lo
atrevida que es la gente.
Que dejó una nota? Y, no es que pretenda
ser indiscreta pero ¿podría decirme que ponía? Ah!
claro, claro,
no se preocupe señor agente, vaya, vaya a cumplir con su deber.
Como
lo oyes, que te digo que lo mató. Si le hacía la vida imposible y
los cuernos...qué te
podría contar. Ella lo aguantaba todo, hasta
que la llamaron del banco. El blanco de mi vestido de
novia se
quedaba oscuro comparado con su cara mientras le decían que sus
cuentas estaban en
números rojos. Salió como alma que lleva el
diablo y allí me quedé yo, con el pato a punto de
meter en el horno.
martes, 26 de marzo de 2013
Flor
Miraba
el cielo, suspiraba y el suspiro se convertía en agua, agua que
llovía, que no cesaba de
llover. La gente en el pueblo ya se había
acostumbrado a la humedad, al paisaje gris ,a los
jardines
putrefactos que comenzaron a desaparecer bajo el cemento por razones
sanitarias. Ella
no, apoyaba la frente en la ventana, y suspiraba. A
veces salía, se mojaba,lloraba y lloraba.
Entonces había más agua
y era lluvia. Pasó el tiempo y siguieron las gotas en su loca
búsqueda
del suelo. Cesaron los suspiros primero y cualquier rastro
de llanto después. Secas las
ilusiones, su esperanza se quebró.
Nunca más vio el sol.
lunes, 4 de marzo de 2013
Juntos
Sería
la noche más fría en dos décadas, dijeron en la radio. Maldecí en
voz baja mientras
daba un par de saltos para entrar en calor. Cuando
nos preparábamos para lanzar las redes un
fuerte golpe sacudió el
barco. Tan inesperado y brutal como definitivo para la linea de
flotación.
Sebastián lanzaba ordenes y salvavidas, de igual modo
podría habernos aprovisionado de flores
o cigarrillos.Charlábamos
los cuatro contándonos nuestras vidas, y aunque se adivinaba cierta
frustración en el grupo, nunca nos quejábamos. Había una única
norma de obligado
cumplimiento; no podíamos separarnos, deberíamos
permanecer en grupo cualquiera que fuese
la situación. En el momento
en que alguno de nosotros intentara alejarse, dejaríamos de
vernos, desapareceríamos. En nuestra recién estrenada condición de espíritus, toda precaución
estaba justificada. Después de todo lo sucedido, ser
un fantasma no estaba tan mal.
domingo, 27 de enero de 2013
Vaivenes
Arriba, en lo más alto, el cielo. Abajo, al alcance de las manos,
el suelo. Siempre fue más fácil caer que volar, dejarse arrastrar por
el profundo e inevitable cansancio que a veces, el día a día, deja
impreso en las sienes. Para volar, además de alas, precisaremos
también coraje y fuerza para la carrera previa al despegue. Para
caer, abandonarse es suficiente, sin lucha ni esfuerzo. Y sin
embargo, qué sorprendente resulta ver cada día, al levantar la vista
al cielo, cientos y cientos de vuelos recién emprendidos dibujando
maravillosas siluetas en el suelo con la complicidad del sol.
lunes, 7 de enero de 2013
Situación de emergencia
Astutos hombrecillos se apresuraban a recoger todo lo que la
máquina escupía en su frenética actividad. Después, colocaban
cuidadosamente la producción en estanterías de donde
sólo saldrían cuando fuesen demandadas por la población.
La complejidad de la tarea consistía en almacenar correctamente.
Habían presentado varias quejas a sus superiores alertando de
una necesaria y pronta re-programación de la máquina. En estos
tiempos resultaba absurda la altísima producción que mantenían,
apenas había demanda y en el almacén pronto se quedarían sin
espacio.
El primer paso sería bajar la producción, pero, de no tomar
medidas más drásticas, el inevitable final sería el cese total de la
actividad.
Entre un sin fin de ideas surgidas en la reunión del personal,
habían destacado dos. Esa misma tarde serían presentadas a la
gerencia de la cooperativa. La primera, pero no la mejor, sería
cambiar la actividad, producir lo que tenía demanda. Significaría
un giro de noventa grados de la política seguida por la sociedad
desde siempre. Además habrían de afrontar otros cambios
profundos y dolorosos. A cambio, se aseguraría la continuidad de
la alianza.
La segunda opción, la más innovadora y apoyada, pero también
con más probabilidades de fracaso, consistía en conseguir, por
medio de diferentes cauces, que la demanda de nuestro
producto, en este momento muy baja, aumentase de forma que en
su ascensión se retroalimentase y no dejase de crecer.
Dada la actual situación del planeta, para seguir produciendo
sonrisas y que éstas llegaran en perfecto estado de buen humor a
todo ser humano sin excepción, deberían crear una nueva
estructura del funcionamiento mundial, de forma tal que la
justicia, la solidaridad y el respeto fueran las bases de todo
proceder humano. La tarea se presentaba compleja pero se
consideraban capacitados para llevarla a cabo. Siglos de
productores de alegría les había enseñado que los humanos tendían
a demandar este tipo de actitud cuánto más la consumían.
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